Está visto que en Andalucía a nadie le gusta que les toquen sus cortijos.
- Durante años la oligarquía agraria andaluza sometió a unas durísimas condiciones de vida al campesinado, pobre, analfabeto y desmarcado de la propiedad de la tierra. Eran “sus” jornaleros, cuya situación de hambre y desesperación era tan abusiva hasta que empezaron a reivindicar tierra y libertad. Entonces los opulentos señoritos se pusieron tan nerviosos que les acusaron abiertamente como forma de insulto de ser COMUNISTAS o ANARQUISTAS. Un peligro mortal que había que exterminar porque pedían algo tan subversivo como la reforma agraria que les permitiera el acceso a la propiedad de la tierra para poder llevar una vida mínimamente digna.
- A partir del inicio de los años 80 se constituyó la Autonomía Andaluza, que frente a las ilusiones de los andaluces, y mediante una estafa social sin precedentes, se empezó a gestarse el mayor cortijo de todos, la Junta de Andalucía S.A. Lo que principio debía ser un instrumento del poder ejecutivo Andaluz al servicio de todos los andaluces, se convirtió en un instrumento de poder al servicio de un partido, el PSOE, que no era otra cosa que una autentica y monumental empresa de colocación de amigos, parientes, quemados políticos, etc., para lo que crearon la llamada ADMINISTRACIÓN PARALELA, cuyos mejores puestos eran ocupados por estos personajes que en su vida habían hecho otro esfuerzo que tener un canet político con sueldos muy superiores a los de los funcionarios.
- Finalmente, para amarrar más su cortijo, nos soltaron con premeditación y alevosía el DECRETAZO que, por una parte, liquida el modelo garantista del Derecho Administrativo e incorpora el modelo gerencial de las Agencias, dirigidas, claro está por los dueños del cortijo, y por otra, impide que el resto de los andaluces puedan acceder en condiciones de igualdad a la Administración Pública. Como los empleados públicos nos hemos opuesto a tan semejante atraco, nos llaman a modo de insulto FASCISTAS, como se ve, emplean la misma dialéctica que empleaban los señoritos de los cortijos agrarios. Cambia el término pero el objetivo es el mismo.
- Toleran mal estos cortijeros la protestas, no están acostumbrados a que les "toquen la bocina o la vuvuzela", el pánico a perder el cortijo se ha apoderado de ellos y el insulto es su único argumento, aunque resulta conveniente, recordarles que en Europa es común la protesta a los políticos: se les grita, se manifiesta, e incluso les lanzan huevos, y jamás se les llama fascistas a los que reivindican. Aunque resulta inútil argumentar con ellos, les recordamos que somos pacíficos, nuestras únicas armas son nuestras camisetas, el ruido, los cantos, los silbatos, pero jamás ha habido un sólo acto violento, ni siquiera un triste huevo, pero a ellos les interesa que pasemos por extremistas, ahora dicen que hacemos la kale Barroka como Herri Batasuna. O son de mantequilla, o son unos desvergonzados mentirosos, o su antidemocrático comportamiento se corresponde con el terror a perder el cortijo y tener que volver a trabajar. Posiblemente sean las tres cosas a la vez.
¡¡NO NOS DEJEMOS DOBLEGAR,
EL DÍA 22-E TODOS A SEVILLA CONTRA EL CORTIJO!!